Un pedacito de luna
Oye, no vas a creer lo que pasó hoy. Prepárate, porque aquí viene una serie de audios muy largos. Te toca aguantar mi podcast esta vez. Bueno, la verdad es que ni yo me lo esperaba esta vez. El día iba normal, ¿sabes? Empezó como siempre: me desperté antes de que sonara mi alarma, pero me quedé en cama por un rato más hasta que tuve que aceptar lo inevitable: debía salir para enfrentarme a mi día a día. Lo demás ya lo sabes: trabajo, las clases con los niños, el curso de artes, la hora de la comida… Lo de todos los días. Y, como todos los días, más o menos alrededor de las seis de la tarde tomé la correa de Maki para sacarla a pasear. ¿Recuerdas que el mes pasado descubrí un sitio a las afueras del pueblo? Es perfecto para llevarla y dejarla correr libre entre los pastizales. Otras veces he ido y resulta que más personas suelen llevar a sus perros a pasear ahí, así que a veces Maki juega con otros perros; otras veces la llevo un poco más temprano esperando