Entre la Tierra y la luna



Todos hemos escuchado el nombre de Yuri Gagarín o de Laika. Mejor aún, apuesto a que todos sabemos quién es Neil Armstrong y del mismo modo, si escuchamos palabras como “Apolo” o “Sputnik”, es fácil relacionarlas con viajes espaciales, misiones de la NASA y astronautas que sobresalieron por ser los primeros en algo. El primer hombre en el espacio; la primera mujer astronauta; el primer hombre en pisar la luna; el primer cosmonauta chino; el primer ser vivo en completar un vuelo orbital. Y también los muertos.
Existe una lista de astronautas muertos en servicio, reconocida oficialmente por los Estados Unidos y por Rusia, que consta de 23 nombres encabezada la perra Laika, sin embargo hay otra lista, una serie de nombres que tal vez son solo un mito, una historia producto de un mal entendido, la de los cosmonautas que murieron en acción pero nunca fueron reconocidos: los astronautas fantasma.
Hay quienes creen en estas historias y del mismo modo, quienes aseguran que no son otra cosa sino teorías conspirativas que posteriormente se hicieron parte de la cultura en adaptaciones cinematográficas, como el cortometraje noruego llamado “Kosmonaut”, por Stefan Faldbakken, donde se presenta el caso de Ivan Istochnikov, inspirada también por la historia de Ígor Fedrov. Se creía que la muerte de Ivan Istochnikov y el perro que lo acompañaba, Kloka, fue un fallo tan grande que la Unión Soviética negó hasta llegar al punto de borrar cualquier rastro de existencia de Istochnikov y la misión en la que se embarcó, pero todo esto no fue, como algunos otros casos donde se tratan de bromas, sino el trabajo de un fotógrafo español: Joan Fontcuberta.
Como Ivan Istochnikov, existen alrededor de otros veintiséis casos -la mayoría de ellos rusos- que podrían o no, ser reales. Gente que salió al espacio y murió lejos de la tierra, tal vez en explosiones, por problemas del equipo, o simplemente quedando a la deriva como podría ser el caso de Josef Petrenkov, quien supuestamente, después de matar a su compañero de tripulación, Ivan Pavelovich, abrió la escotilla y se aventuró al espacio. Se dice que sufrió algún tipo de demencia durante el viaje y realizó una transmisión por radio en la que expresaba su deseo de sentir el espacio exterior.
Personalmente encuentro estas historias bastante entretenidas, algunas incluso graciosas como podría ser la de Walter Frisbee y otras son más elaboradas como la que envuelve a Vladímir Iliushin o a hombres que murieron en incidentes relacionados con los vuelos espaciales, mas nunca estuvieron dentro de una nave y se dedicaban a otra actividad dentro del campo de los viajes espaciales, sin despegar los pies de la tierra, así pues, no tomo partido al creer que todas estas historias fueron falsas o verdaderas, pero a veces, cuando alzo la vista el cielo durante la noche y veo las estrellas, me asalta lo posibilidad de que alguien ha muerto camino a ellas, tal vez en la distancia entre la Tierra y la Luna y que toda su vida hubiese sido borrada, como si nunca hubiese existido.
No lo sé, piénsalo.

Comentarios

  1. Que importante es mantenerse en los principios de la ciencia hoy en día, y más cuando en esta época del internet cualquiera puede poner una conclusión que no ha sido comprobada y medio mundo la acepta como cierta... Ya sea verdad o mentira... Por eso es tan importante comprobar antes de reenviar.

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  2. La duda puede ser el principio de mil historias salidas de mentes de imaginación inquietas.

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