El mito detrás de las estrellas: escorpio.

El espacio y sus secretos, las maravillas del cielo, son temas que han sido objeto de estudio e interés de muchas personas desde, probablemente, los inicios de la humanidad. Puedo imaginar fácilmente a los antiguos hombres viendo con asombro las estrellas y cómo las empezaron a usar para navegar y guiarse al viajar, cómo empezaron a nombrarlas y encontrar que algunas de ellas hacían ciertas figuras de seres que después ligaron con sus propias creencias, dando origen a las constelaciones.

Y es así como se mezclan dos temas que realmente me apasionan: estrellas y mitología.

Para mí, una de las constelaciones a las que más significado he cargado, es precisamente, la de escorpio y no, no tiene que ver con los signos zodiacales y los horóscopos, aunque es cierto que coincide con mi fecha de nacimiento. Por un lado está ligado al estado del que provengo y dicen, es la "tierra de los alacranes", pero especialmente es por las historias que los griegos hicieron tratando de explicar por qué hay un alacrán (o escorpión) en el cielo.

Una de las dos historias -y probablemente la más difundida- es aquella en la que el gigante Orión está obsesionado con la diosa Artemis (o Artemisa). Ella se encontraba cazando tranquilamente cuando Orión apareció e intentó adueñarse de ella. Artemisa, en su intento de escapar de Orión y el peligro que representaba, pidió ayuda y un escorpión que estaba cerca fue quien escuchó sus desesperados gritos. Sin dudarlo, el animal se acercó al gigante y clavó en su pie el aguijón, logrando así matarlo y salvarle la vida a la diosa quien en agradecimiento, pidió a Zeus que subiera al escorpión hasta el cielo para que todo el mundo supiera de su acto de heroicidad.

En otra de las versiones, también un escorpión logra vencer a Orión, quien intentó acabar todos los animales de la tierra tras haber sido traicionado por Enopión, padre de Merope  y quien le negó la mano de la joven pléyade. Obviamente, a Gaea, la madre tierra, no le hizo mucha gracia la actitud del gigante y envió a un escorpión con el objetivo de detenerlo. Orión trató de luchar contra él, pero al no poder decidió abandonar su intención de acabar con todos los animales y simplemente huyó. Debido al éxito en su misión, Gaea lo alzó hasta el cielo en señal de agradecimiento.

Ambos mitos explican por qué Escorpio y Orión se encuentran en lados opuestos de la bóveda celeste, como si el gigante siguiera huyendo del pequeño animal. Además de sus historias, se trata de una constelación antigua y admirada por muchos debido a que es una de las constelaciones que está formada por más estrellas (a simple vista se pueden identificar quince) y sobre todo, cuenta con la estrella de Antares, que recibe su nombre porque al tener un color rojizo, se creía que era el enemigo del dios  Ares, pero si esto no es suficiente para encontrar el encanto a este conjunto de estrellas, aquí está otra razón por la cual no deja de maravillarme: el mito detrás de esta constelación me ha hecho pensar en incontables ocasiones, que tal vez el mundo es un lugar inmenso y solo las grandes personas han podido cambiarlo, pero todo, incluyendo el universo mismo, empezó con algo pequeño.

No lo sé, piénsalo.

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